VI EDICIÓN NOCHE EUROPEA DE LOS INVESTIGADORES
Un año más, el Instituto de Lingüística Aplicada (ILA) ha participado en la “Noche Europea de los Investigadores”, una noche mágica y divertida, que nos ha permitido dar a conocer a niños, adultos y mayores nuestra labor investigadora en las diversas ramas o vertientes de la Lingüística.
Como era de esperar, el público (especialmente los más pequeños) ha disfrutado enormemente con los talleres que todos los miembros del ILA hemos organizado:
-Con la actividad “Cerebros parlantes” los chicos y chicas podían descubrir cómo opera el cerebro con respecto al lenguaje, tratando de descifrar mensajes un tanto peculiares (escritos con letras y números con las letras cortadas o escritos en un color diferente al que se leía) y relacionando refranes con sus correspondiente codificación con emoticonos. Asimismo, les mostramos a través de una pequeña web realizada varios vídeos en los que se mostraba qué ocurre cuando las áreas cerebrales implicadas en el lenguaje resultan dañadas.
-En una segunda actividad, los niños y niñas pasaban a convertirse, por un momento, en detectives lingüísticos: ¿Quién es el sospechoso? A partir del mensaje oral (audio) y de textos escritos había que extraer el perfil del hablante/sospechoso. Y es que la lingüística forense es capaz de demostrar que solo por tu voz, por tu forma de expresarte (oral o por escrito) es posible descubrir al autor.
-El lenguaje es evidente, dinámico, flexible: a partir de la unión de palabras se pueden formar otras nuevas; podemos referirnos a entidades sin mencionar la palabra que lo designa, utilizando otras palabras; podemos comunicarnos sin hablar, solo con gestos y movimientos corporales; etc. Esto es lo que han aprendido todos aquellos que participaron en la actividad “Crea y juega con el lenguaje”.
-Por último, el ILA quiso acercar al público de la Noche Europea de los Investigadores la investigación socio-lingüística . A través del taller “Lingüística en vivo y en directo”, les mostramos cómo los lingüistas hacemos un estudio de la disponibilidad léxica. Para ello, se les decía un campo léxico (profesiones, ropa, juguetes…) y ellos tenían que decir rápidamente la palabra que primero se les pasaba por la cabeza y, también, tenían que pescar patos para después estudiar el mayor o menos uso de los anglicismos (¿leggings o mallas? ¿correo electrónico o e-mail?, etc). Todos estos datos se iban reflejando en gráficos.
De esta manera los más pequeños se sumergieron en el estudio del lenguaje al mismo tiempo que jugaban y se divertían . Todos aquellos que consiguieron completar nuestras actividades obtuvieron una recompensa: ¡la pulsera del “ILAMÁGICA” que brillaba en la oscuridad!